EVANGELIO
E
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n aquel tiempo empezó
Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí
mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados y que tenía que ser
ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a
increparlo: -¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.
Jesús se volvió y dijo a Pedro: -Quítate de mi vista, Satanás, que me haces
tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.
Entonces dijo a los discípulos: -El que
quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me
siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí,
la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra
su vida? ¿O qué podrá hacer para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá
entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno
según su conducta.
REFLEXIÓN
Comenzamos la
tercera parte del Evangelio de San Mateo orientada a la Pasión, Muerte y
Resurrección de Jesús, que comienza con el primer anuncio de la Pasión y
arranca con la expresión “Desde entonces comenzó Jesús a explicar a
sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho…” El texto es continuación de
la Confesión de Pedro en Cesarea, que leímos el domingo pasado. El mismo
Pedro que confesaba a Jesús como Mesías e Hijo de Dios, y era alabado por ello,
ahora es llamado “Satanás” por Jesús.
ANUNCIO DE LA PASIÓN: En la
primera parte del texto Jesús
anuncia “tenía que ir
a Jerusalén y padecer allí mucho… y que tenía que ser ejecutado y resucitar al
tercer día”. El cumplimiento
de la voluntad del Padre, tal como estaban las cosas, pasaba por la entrega de
la propia vida. Su camino será el de Mesías-Siervo. La muerte de Jesús y
su resurrección forman parte del proyecto salvador que Jesús aceptó con
libertad y entrega total. Aceptar determinadas cosas en la vida exige una
profunda experiencia de Dios y una entrega total a su voluntad. ¿Cómo resuena esto
en nuestra vida?
OPOSICIÓN DE PEDRO: Pedro, que ha confesado a Jesús
como el Mesías, no acepta ahora el tipo de mesianismo que Jesús anuncia, el
Mesianismo sufriente. No comprende y dice: “¡No
lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte”.
LA RESPUESTA DE JESÚS:
Jesús responde a Pedro de una manera extremadamente dura: le llama “Satanás” y
“escándalo” (= tropiezo, trampa). Pedro es un escándalo para Jesús porque lo
tienta a dejar el camino de la obediencia a la voluntad del Padre, para seguir
un camino más fácil, como lo había intentado Satanás en las tentaciones (cf.
4,1-11). Jesús ordena a Pedro a ponerse en el debido lugar: detrás. Ser
discípulo es ser seguidor, seguir el camino marcado por el Maestro, por Jesús.
¿Cómo afrontamos
la vida, con la lógica de Dios y de Jesús o con la de los hombres y la de Pedro?
CONDICIONES DEL SEGUIMIENTO: Jesús, en la segunda parte del texto, expone
claramente las condiciones del seguimiento: "El
que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su
cruz y me siga". Tres
condiciones: negarse a sí mismo, tomar la propia cruz y seguirlo.
"El que quiera..." Es voluntario seguir a Jesús. Pero el que se decida tiene que
hacerlo DETRÁS DE ÉL, por el camino que Él traza.. Y ese camino significa:
"Que se niegue a sí mismo". No es anularse. Significa no ponerse a sí mismo como centro de
la propia existencia. Superar el egoísmo y vivir abiertos al amor a Dios y a
los demás, como Jesús.
"Que cargue con su cruz". Vivir abiertos a los demás comporta sufrimiento. El que quiera
seguir a Jesús ha de asumir ese sufrimiento, esa cruz
Esto es duro, es entrar por una puerta muy estrecha, por
eso, a continuación Jesús prueba con argumentos que sus condiciones,
aparentemente tan duras, son las únicas sensatas:
Primer argumento: Perder la vida por Él es encontrarla para
siempre. "Si uno quiere salvar la vida, la perderá; pero el que la
pierda por mí, la encontrará". “quien busca salvar la vida", cerrándose en su interés egoísta,
termina por autodestruirse, pierde la vida; "Quien pierde la vida por
Jesús", dándole sentido
en la entrega amorosa, la encuentra para siempre. Se gana lo que se da;
se pierde lo que se retiene. La resurrección de Jesús es el fruto de su
entrega.
Segundo argumento: No compensa ganar el mundo entero si es al
precio de malograr la vida. "¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si
malogra su vida? La vida es el supremo valor que condiciona y determina el valor
de las cosas. Luchar por ellas es mal negocio si peligra la vida misma.
Tercer argumento: Al final habrá una retribución.”El Hijo del hombre vendrá... y pagará a cada uno según su
conducta", cada uno se encontrará al
final con aquello que sembró ahora.
Hoy, se entiende mal ese estilo de vida: negación de sí mismo,
amor a la cruz, perder la vida, seguir a Jesús
¿Nosotros
creemos que este estilo de Jesús es que gana la vida?
S. MARTÍNEZ RUBIO