jueves, 28 de julio de 2016

DOMINGO XVIII T.O. (C)


EVANGELIO  (Lc 11,13-21.)


En aquel tiempo dijo uno del público a Jesús: -Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. El le contestó: -Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros? Y dijo a la gente: -Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes. Y les propuso una parábola: -Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: ¿Qué haré? No tengo dónde almacenar la cosecha. Y se dijo: «Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años: túmbate, come, bebe y date buena vida». Pero Dios le dijo: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?» Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.” 

REFLEXIÓN
Le piden a Jesús que intervenga en una pelea familiar, por causa de una herencia.  Jesús no interviene en la pelea concreta, pero  va al fondo del asunto y nos previene contra la raíz de esas disputas y discusiones familiares: la codicia. Por eso, dice: “-Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes”. La experiencia confirma estas palabras,

Para explicarlo Jesús utiliza una parábola: el rico necio que ha equivocado el enfoque de su vida al poner la felicidad en  acumular riquezas.

Los proyectos soñados por el hombre de la parábola se ven bruscamente interrumpidas por una referencia incómoda a su muerte inminente: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?» El tema de la muerte le trastoca  sus futuros proyectos.

Si miramos nuestra vida con la perspectiva de la muerte, nos veremos obligados a revisar nuestras prioridades. Cuando muramos ¿qué nos llevamos de esta vida? Lo que nos acompañará, más allá de las fronteras de la muerte, es el amor que hayamos vivido, el afecto que hayamos expresado, la generosidad que hayamos tenido.

El Evangelio de hoy no es un rechazo de los bienes materiales. Jesús no condena la riqueza. Simplemente critica a quienes hacen del dinero su dios y que están dispuestos a ponerlo por encima de todo: Dios, familia, amigos, conciencia…


Tenemos que pensar cuál es nuestra escala de valores y en la que estamos educando a las nuevas generaciones. Porque: “aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes” Vivir, no es acumular, tener y disfrutar, vivir es otra cosa.

Secundino Martinez Rubio

jueves, 21 de julio de 2016

DOMINGO XVII T.O.(C)

EVANGELIO Lc 11,1-13
“Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.» Él les dijo: «Cuando oréis decid: `Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación'.» Y les dijo: «Si alguno de vosotros tiene un amigo y viene durante la medianoche para decirle: `Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle.' Y, desde dentro, el otro le responde: `No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados: no puedo levantarme para dártelos.' Si el otro insiste llamando, yo os digo que si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide, recibe; quien busca, halla; y al que llama, se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»

REFLEXIÓN


El Evangelio de hoy, que nos habla de la oración, tiene dos partes. En la primera parte, Jesús nos enseña la oración del Padrenuestro; en la segunda parte, propone una parábola en la que nos indica  cuál debe ser el estilo de nuestra comunicación con Dios.
El Padrenuestro es la expresión de un nuevo tipo de relación con Dios. Consta de dos partes unidas: la primera parte hace referencia a Dios: su nombre, su reino, su voluntad; la segunda parte hace referencia a nuestra situación concreta: el pan, el perdón, la tentación, el mal
Padre nuestro:   Comenzamos dirigiéndonos a Dios con palabras de cercanía y confianza: Padre. Y decimos Padre “nuestro”. Al decir “nuestro” expresando nuestra comunión con todos los seres humanos, que somos sus hijos.

Primera parte de alabanza a Dios: tres peticiones:

“Santificado sea tu nombre”, es decir, tu presencia santa, sea bendecida y reconocida por todos.
“Venga tu reino”, es decir,  que tu soberanía amorosa, alcance a todos los pueblos.
Hágase tu voluntad: Que cumplamos tu voluntad, esto es, que tu plan de salvación inunde nuestra vida entera.

Segunda parte mirando a nuestra situación: cuatro peticiones:
Danos hoy nuestro pan de cada día. Esta petición nos remite a algo real, tan palpable y necesario para el hombre como es el pan, el alimento que le pedimos al Padre para poder vivir. Se trata además de una petición dinámica: pedimos pan, trabajamos diariamente por él, lo compartimos,  y celebramos todos juntos la fiesta del Pan recordando así a Jesús, su venida a la tierra y su paso entre los hombres. Pedimos el sustento y la satisfacción de las necesidades básicas, sin pretender llenarnos de bienes superfluos y con el deseo de compartir con los otros lo que somos y tenemos. Cuando pedimos el pan, también nos referimos al alimento eucarístico, pan de vida que sacia nuestros anhelos más profundos.
Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. Se supera una visión de Dios vengador de las ofensas recibidas, y se presenta un Dios misericordioso que perdona a sus hijos que han pecado. También se modifican las relaciones sociales que habían sido construidas sobre  el principio del “ojo por ojo y diente por diente”, invitando a una convivencia inspirada en la reconciliación.
“No nos dejes caer en la tentación”. Es un reconocimiento de nuestra debilidad que fácilmente puede hacernos perder nuestras convicciones y relaciones. Pedimos la fidelidad en la prueba o en las múltiples pruebas a las que somos sometidos (eso es lo que significa “tentación”); que la tentación mala no nos sacuda violentamente.
“Líbranos del mal”. Reconocemos que el camino de la vida está lleno de obstáculos y pedimos a Dios que nos acompañe en el camino para no caer en las múltiples trampas que nos amenazan.

UNA PARÁBOLA ILUMINADORA

 Al Padrenuestro se le añade una parábola inspirada en lo que sucede entre los hombres, entre amigos y entre  padres e hijos. Es una invitación a la confianza y a la  perseverancia en la oración.

·   La enseñanza que nos queda es que el amigo tendrá respuesta a su necesidad gracias a su insistencia.
·  Hay que “pedir”, “buscar”, “llamar” con la seguridad de que “se recibe lo que se pide”, “se encuentra lo que se busca”, “se abren las puertas cuando se llama”.
      Esta insistencia se alimenta de una confianza sin límites.

Que el evangelio de hoy  nos ayude a descubrir toda la riqueza del Padrenuestro y nos ayude a establecer una relación con Dios nuestro Padre basada en la confianza.
Secundino Martínez Rubio

viernes, 15 de julio de 2016

DOMINGO XVI 
T.O. (C)

EVANGELIO
Lc 10, 38-42

“En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró v dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.» Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.» 

REFLEXIÓN
El Evangelio de hoy presenta a Jesús como huésped en casa de Marta, María y Lázaro, tres hermanos, que vivían en Betania y eran amigos de Jesús. Marta se desvive haciendo las tareas de la casa para acoger y atender a Jesús debidamente. Mientras, su hermana María estaba sentada a los pies de Jesús, escuchando su enseñanza.
Cuando Marta se queja del trabajo que tiene, para que su hermana María le ayude, Jesús le responde con esas conocidas palabra: “Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor parte”.

La intención de Jesús no es plantear una oposición entre la actividad, representada por Marta, y la contemplación, significada por María.  Lo que quiere enseñarnos Jesús, es la relación y el orden que ha de haber, en la vida del cristiano, entre esas dos actitudes: la acción y la oración. Y nos pone en guardia frente al  peligro de vivir absorbidos y agobiados por un exceso de actividad. Oración y compromiso son dos dimensiones inseparables que deben ser integradas dentro de una auténtica espiritualidad cristiana.

Necesitamos, el compromiso, la tarea, el proyecto, el programa, la acción, pero el evangelio nos alerta sobre el "activismo" nervioso que se olvida del fundamento que orienta, sostiene y da sentido a nuestros quehaceres y compromisos: la  escucha de la Palabra, la oración, la contemplación, el encuentro con el Señor.  

Acción y oración no se excluyen. Pero, para que el compromiso cristiano sea fecundo y verdadero se ha de fundamentar en el encuentro con el Señor. Para que el encuentro con el Señor sea verdadero, y no mera “golosina espiritual”, tiene que verificarse en el compromiso. Marta y María. Una síntesis. No una contraposición ni una competición.

Actualmente en la Iglesia insistimos en pedir a los cristianos más compromisos dentro y fuera de la Comunidad. Son necesarios, que nadie lo dude. Pero al mismo tiempo hemos de ofrecer espacios  de oración, momentos para conocer a Jesús, para escuchar su Palabra y alimentarse de su Evangelio, de lo contrario nuestros compromisos no tendrán base ni consistencia  y más que testigos, que irradian la vida y paz del Señor, tendremos funcionarios agobiados y nerviosos.

El pasado domingo la parábola del Buen samaritano nos invitaba a la acción a favor de la persona que nos necesita: “ve y haz tú lo mismo”.  Para mantener la acción a favor del prójimo la mejor preparación es sentarse, como María, a escuchar la palabra de Jesús.

Secundino Martínez Rubio

jueves, 7 de julio de 2016

DOMINGO XV T.O. (C)

EVANGELIO 
Lc 10,25-37

En aquel tiempo, se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?» El le dijo: « ¿Qué está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?». El letrado contestó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.» El le dijo: «Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.» Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús: « ¿Y quién es mi prójimo?» Jesús dijo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándole medio muerto. Por casualidad un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: `Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta. ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?» El letrado contestó: «El que practicó la misericordia con él.» Le dijo Jesús: «Anda, haz tú lo mismo». 

REFLEXION

Le habían preguntado a Jesús qué hay que hacer para heredar la vida eterna, la conclusión de la parábola del Buen Samaritano es que entra en la vida eterna quien practica LA MISERICORDIA.
La secuencia de la manera de obrar del samaritano es preciosa. Es una progresiva implicación que termina alterando la vida. Los planes cambian. Alguien se ha cruzado en su camino y ya no puede vivir al margen de ese encuentro. Estos son los pasos de la misericordia del Buen Samaritano:
1. SER CONSCIENTES,  El sacerdote AL VERLE dio un rodeo. El levita LE VIO y dio un rodeo. Un samaritano llegó a él y AL VERLE tuvo compasión. Los tres “ven” al pobre, pero cada uno lo mira con ojos y corazones diferentes. El sacerdote y el levita, “dieron un rodeo". El Samaritano se detiene, guiado por las razones del corazón.¡Señor enséñame a mirar. ¡Dame Señor tu mirada!
 2. LA COMPASIÓN,  Es la respuesta interna a la percepción externa del VER. La compasión, dejarse tocar por las heridas de los demás (padecer-con)  no es solo lástima. Pero esa emoción primera es importante, porque despierta el deseo de actuar..

3.  LA CERCANÍA,  No es suficiente sentir; sentir sin hacer nada conduce a la esterilidad."Se le acercó". Acercarse es romper barreras, hacerse prójimo; aproximarse.
4. EL CUIDADO, “vendó sus heridas echando en ellas aceite y vino. Vendar las heridas, hoy, significa ofrecer acogida a quien está en el dolor; echar el aceite del consuelo y el vino de la esperanza, simbolizan el acto de curar las llagas físicas y morales de los que sufren.
5.EL ACOMPAÑAMIENTO, “y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él”. Después de haber interrumpido su viaje, el Samaritano lo acompaña a una posada y vela junto a él toda la noche. Acompañar es recorrer un trecho de camino con quien se siente solo y descorazonado, con quien está tentado de rendirse porque está cansado y exasperado.
6. LA COLABORACIÓN, “al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: 'cuida de él y si gastas algo más, te lo pagaré, cuando vuelva”.El Samaritano no pretende hacer todo por si solo, sino involucra al posadero, en el proyecto de asistencia. No pretendas hacer el bien solo, mejor en comunidad

El Samaritano piensa volver. Alguien se ha cruzado en su camino y ya no puede vivir al margen de ese encuentro. Por eso, después de cumplir con sus obligaciones, vuelve. Ese hombre se ha «quedado» en su corazón.

Normalmente la parábola es interpretada como un mandato ético: vete y haz tú lo mismo. Pero la Tradición también ha hecho una interpretación cristológica: Jesucristo es el verdadero samaritano, que vino al mundo para curarnos. La parábola es el resumen del Misterio de Cristo y de nuestra propia salvación. Así lo expresa uno de los prefacios de la Iglesia: “Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza. (Prefacio Común VIII)

Secundino Martínez Rubio