viernes, 15 de julio de 2016

DOMINGO XVI 
T.O. (C)

EVANGELIO
Lc 10, 38-42

“En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró v dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.» Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán.» 

REFLEXIÓN
El Evangelio de hoy presenta a Jesús como huésped en casa de Marta, María y Lázaro, tres hermanos, que vivían en Betania y eran amigos de Jesús. Marta se desvive haciendo las tareas de la casa para acoger y atender a Jesús debidamente. Mientras, su hermana María estaba sentada a los pies de Jesús, escuchando su enseñanza.
Cuando Marta se queja del trabajo que tiene, para que su hermana María le ayude, Jesús le responde con esas conocidas palabra: “Marta, Marta: andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: sólo una es necesaria. María ha escogido la mejor parte”.

La intención de Jesús no es plantear una oposición entre la actividad, representada por Marta, y la contemplación, significada por María.  Lo que quiere enseñarnos Jesús, es la relación y el orden que ha de haber, en la vida del cristiano, entre esas dos actitudes: la acción y la oración. Y nos pone en guardia frente al  peligro de vivir absorbidos y agobiados por un exceso de actividad. Oración y compromiso son dos dimensiones inseparables que deben ser integradas dentro de una auténtica espiritualidad cristiana.

Necesitamos, el compromiso, la tarea, el proyecto, el programa, la acción, pero el evangelio nos alerta sobre el "activismo" nervioso que se olvida del fundamento que orienta, sostiene y da sentido a nuestros quehaceres y compromisos: la  escucha de la Palabra, la oración, la contemplación, el encuentro con el Señor.  

Acción y oración no se excluyen. Pero, para que el compromiso cristiano sea fecundo y verdadero se ha de fundamentar en el encuentro con el Señor. Para que el encuentro con el Señor sea verdadero, y no mera “golosina espiritual”, tiene que verificarse en el compromiso. Marta y María. Una síntesis. No una contraposición ni una competición.

Actualmente en la Iglesia insistimos en pedir a los cristianos más compromisos dentro y fuera de la Comunidad. Son necesarios, que nadie lo dude. Pero al mismo tiempo hemos de ofrecer espacios  de oración, momentos para conocer a Jesús, para escuchar su Palabra y alimentarse de su Evangelio, de lo contrario nuestros compromisos no tendrán base ni consistencia  y más que testigos, que irradian la vida y paz del Señor, tendremos funcionarios agobiados y nerviosos.

El pasado domingo la parábola del Buen samaritano nos invitaba a la acción a favor de la persona que nos necesita: “ve y haz tú lo mismo”.  Para mantener la acción a favor del prójimo la mejor preparación es sentarse, como María, a escuchar la palabra de Jesús.

Secundino Martínez Rubio

No hay comentarios:

Publicar un comentario