domingo, 30 de noviembre de 2014

FIESTAS EN HONOR DE 
NTRA. SRA. DE ALTAGRACIA

MARÍA, MODELO DE UNA IGLESIA
 PREOCUPADA POR LOS QUE SUFREN

Para celebrar la fiesta de nuestra patrona, Nuestra Señora de Altagracia, este año hemos querido contemplarla como “Consuelo de los que sufren”.

Son muchas las personas sufrientes. Lo primero es percibirlas. Os invito a acercaros a  ellas. Mirad sus rostros, escuchad sus palabras, percibid sus silencios, adentraos en sus vidas. Acoged las llamadas de los que están solos y se ven abandonados por los suyos, los cansados de la vida, los perseguidos y calumniados, los desdichados y desgraciados, los excluidos y marginados,  los que no encuentran sentido a sus vidas, los que no tienen paz en el corazón, los maltratados… Contemplad los enfermos incurables, los ancianos faltos de cariño, los que han perdido a un ser querido, los padres desconcertados por el comportamiento de sus hijos, las parejas rotas, los que viven la experiencia de rechazo, de incomprensión o fracaso, los creyentes que andan sumidos en la noche oscura,… Pensad también en las familias y en los pueblos que sufren los horrores de la guerra, la miseria y el hambre, las catástrofes naturales, etc.

Queremos que María sea modelo de la Iglesia que se preocupa por todos los que sufren, los afligidos. Ella "resplandece como un signo de esperanza firme y de consolación para el pueblo de Dios en marcha." (LG 68). En las bodas de Caná, se sitúa a la orilla del problema para llevar el remedio, que sólo su Hijo puede proporcionar. También Ella vivió el desconsuelo. “Una espada te atravesará” le anunciaron. (Lc 2,35). En el dolor del Hijo clavado en la cruz y puesto después en sus brazos, María conservó la llama de la fe. Y mereció la consolación. Ella se convierte en Madre de misericordia y de consuelo. Participó de una manera singular en la gran consolación: la resurrección de Cristo, que la hace capaz de consolar a sus hijos en cualquier tribulación en que se encuentren. María ha consolado y sigue consolando hoy a sus hijos que acuden a ella y le ruegan “vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos”.

En el corazón de la Iglesia, que “avanza entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios” (LG 53), María es "abogada nuestra" que ejerce su función intercesora, y por ello la invocamos: ¡Nuestra Señora de Altagracia, Consoladora de los afligidos: Ruega por nosotros, para que seamos una Iglesia preocupada por los que sufren.
Felices Fiestas.
Secundino Martínez Rubio

                           


viernes, 28 de noviembre de 2014

DOMINGO 1º ADVIENTO (A)

Evangelio: Mc 13, 33-37


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al por­tero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a media­noche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad


Reflexión
Comenzamos hoy el tiempo de ADVIENTO, que significa “venida”, o mejor, presencia comenzada; es el tiempo en el que los cristianos preparamos la venida del Señor; Pero ¿Qué venida? Porque nosotros creemos que Dios VINO a nuestra historia en Belén, que VENDRÁ al final de los tiempos, y que VIENE a nosotros en cada momento de nuestra vida. El adviento es tiempo de caminar en esperanza. 

 ¡Vigilancia!
San Marcos –cuyo Evangelio leeremos en este nuevo año litúrgico- nos presenta las palabras de Jesús con las que invita a todos a estar vigilantes, preparados en todo momento, porque su venida sucede en el momento más inesperado: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento… Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!»

El Evangelio no nos invita solamente a estar preparados para la hora de la muerte, sino a estar preparados para cada momento de la vida. No nos manda sólo estar vigilantes para recibir la llegada del Señor a la hora de nuestra muerte, sino para recibirle en cada momento de la vida, para acoger cada llamada suya, cada petición, cada súplica, cada ruego que nos hace  a través de muchas mediaciones de su presencia.

Nuestra primera actitud, por tanto, es la vigilancia permanente, la atención, la espera activa. Los que están dormidos, distraídos, satisfechos, no esperan a ningún salvador. Y corren el peligro de perder la ocasión de encontrarse con el Señor, que siempre viene a nuestras vidas para ofrecer  su salvación.

Sólo Vigilan los que esperan
Pero, solamente están vigilantes los que esperan algo. ¿Esperamos nosotros algo? ¿Espera nuestro mundo algo?  Porque, con frecuencia, se oye hablar de desilusión, de desencanto, de resignación, de que no merece la pena, de que esto no tiene remedio, de que no se resuelven los problemas… así las cosas ¿merece la pena estar vigilantes? ¿Hay algo que esperar?

Nuestra esperanza es Cristo.
Los cristianos centramos nuestra esperanza en una Persona viva, presente: Cristo. Él es la respuesta de Dios a los deseos y las preguntas hondas de nuestra vida. Sólo en Él encontramos sentido a nuestra vida y nuestra muerte. Es importante comenzar este tiempo en una actitud de alerta, como nos indica el texto del evangelio de este domingo: ¡Velad!

Creemos que sí merece la pena estar vigilantes. Que sí hay algo que esperar, mejor dicho, hay Alguien a quien esperar. Esperamos nada menos que al mismo Dios, que se hizo uno de nuestra raza y vino a compartir nuestra historia y viene cada día para abrirnos a una vida más plena y con sentido, a una vida salvada. Todo lo que espero de fuera, lo tengo ya dentro.

Para sintonizar con el ADVIENTO no vayáis insensibles por la vida, apagados, embotados por  la rutina, la dispersión, el hastío. Velad, porque Jesús VIENE A NUESTRO ENCUENTRO. Vigilemos, para reconocer a Cristo,… Vigilemos, para encontrar a Cristo…Velemos, para darle posada en nuestra vida  y que el Adviento termine en Navidad.

Secundino Martinez Rubio

lunes, 24 de noviembre de 2014

RETIRO DE ORACIÓN

26-noviembre-2014

TEMA: 
Te busco, Señor,
 desde la oscuridad de mi sufrimiento


     Nunca podrás, dolor, acorralarme
( de José Luis Martín Descalzo )


Nunca podrás, dolor, acorralarme.
Podrás alzar mis ojos hacia el llanto,
secar mi lengua, amordazar mi canto,
sajar mi corazón y desguazarme.

Podrás entre tus rejas encerrarme,
destruir los castillos que levanto,
ungir todas mis horas con tu espanto.
Pero nunca podrás acobardarme.

Puedo amar en el potro de tortura.
Puedo reír cosido por tus lanzas.
Puedo ver en la oscura noche oscura.

Llego, dolor, a donde tú no alcanzas.
Yo decido mi sangre y su espesura.
Yo soy el dueño de mis esperanzas
.

viernes, 21 de noviembre de 2014

DOMINGO XXXIV
SOLEMNIDAD DE
JESUCRISTO 
REY DEL UNIVERSO

Evangelio Mt 25,31-46

E
n aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga en su gloria el Hijo del Hombre y todos los ángeles con él, se sentarán en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. El separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme. Entonces los justos le contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les dirá: Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Y entonces dirá a los de su izquierda: -Apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces también éstos contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos? Y él replicará: -Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo. Y éstos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna.


Reflexión 

Fiesta de Cristo Rey del universo

Con la fiesta de Jesucristo Rey del Universo concluimos el año litúrgico. Hoy la palabra de Dios nos propone la figura de Jesús como Rey, Juez y Señor, que, al término de los tiempos, se sentará en su trono para juzgar a la humanidad entera.

¿Dónde buscamos a Dios?

No sé si habéis oído el cuento de aquella mujer a la que se le cayó una moneda en la cocina y ella la andaba buscando en la calle? Alguien que pasaba por la calle le preguntó que le pasaba y se puso a buscar la moneda con ella. Después de un rato le preguntó: “Señora, ¿dónde se le cayó la moneda?” Ella respondió: “en la cocina”. “Y ¿por qué la busca en la calle?”. Porque la cocina esta oscura y en la calle hay mucha más luz”. ¿No nos sucederá a nosotros algo parecido?

Porque nuestro Rey, en el Evangelio de hoy, se identifica con los pequeños, los sufrientes los que tienen hambre de pan y de cariño, los  sedientos de agua, de amor, justicia, de ternura, los forasteros y emigrantes, los desnudos de ropa, de fama y dignidad, los enfermos del cuerpo y del alma, los encarcelados en los presidios y en las mil y una cárceles en las que las personas se pudren. Ahí hemos de encontrar a Dios.

A la tarde te examinaran  en el amor”

Como decía San Juan de la Cruz: “"A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición". Por el amor mutuo y, en particular, por la atención a los necesitados se nos reconocerá como verdaderos discípulos de Cristo. En base a este criterio se comprobará la autenticidad de nuestra vida cristiana. Lo decisivo no será la condición social, ni el talento personal o el éxito conseguido, sino el amor práctico y solidario a los necesitados de ayuda. Un amor práctico que se traduce en hechos concretos: «dar de comer», «dar de beber», «acoger al inmigrante», «vestir al desnudo», «visitar al enfermo o encarcelado». Lo decisivo ante Dios no serán las acciones religiosas,sino estos gestos humanos de ayuda a los necesitados, que verifican la autenticidad de nuestras acciones religiosas

Los que en el texto de hoy son invitados por Jesús a entran en el reino de Dios, como “benditos del Padre”, por haber atendido a los hambrientos, sedientos, desnudos, encarcelados enfermos, no lo hicieron por motivos religiosos, ellos solamente buscaron aliviar un poco el sufrimiento que hay en el mundo. Pero en los pobres atendieron a Jesús, aun sin saberlo: “conmigo lo hicisteis”.

Según revela el Juez, lo que se hace o se deja de hacer  con sus “humildes hermanos, se le está haciendo o dejando de hacer al mismo Dios encarnado en Cristo.

Que los pobres y necesitados nos encuentren acogedores y solidarios y nos reciban un día en el Reino de los cielos

Secundino Martínez Rubio

viernes, 14 de noviembre de 2014

DOMINGO XXXIII  
T.O. CICLO A

Evangelio  (Mt 25,14-30)


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro, dos, a otro, uno; a cada cual según su capacidad. Luego se marchó. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco. Su señor le dijo: Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor. Se acercó luego el que había recibido dos talentos, y dijo: Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos. Su señor le dijo: Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor. Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo. El señor le respondió: Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco para que al volver yo pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes.

Reflexión

Estamos terminando el año litúrgico y  leemos el capítulo 25 de Mateo, en el que se nos advierte de la responsabilidad humana. El evangelio de nos invita a reflexionar sobre el modo como gestionamos los dones concedidos por Dios.

Una parábola en tres tiempos

La parábola  que Jesús expone  en el evangelio de hoy tiene tres partes: 1ª) El dueño confía sus bienes a tres empleados antes de marcharse; 2ª) Distinto comportamiento de los tres empleados durante la ausencia del dueño, 3ª) Retorno del dueño y "ajuste de cuentas con ellos", con la recompensa o castigo de los empleados en relación con su rendimiento.

La culpa del que “no hizo nada”.

Sorprendentemente, « el siervo que escondió su talento» es condenado sin haber cometido ninguna acción mala. Su pecado consiste precisamente en «no hacer nada», no arriesgar su talento, conservarlo del modo más seguro posible, porque tuvo miedo. Según Jesús, es una grave equivocación pensar que basta no hacer nada malo para agradar a Dios. Al contrario, el que no se arriesga, de manera positiva y creadora, a realizar el bien, aunque no viole ninguna ley, está ya defraudando las exigencias de Dios.

El pecado de omisión. 

Hemos recibido de Dios, los talentos, los valores, las posibilidades. Lo que importa es que, pocos o muchos, los hagamos fructificar. El pensamiento de Jesús es claro. Nuestro gran pecado puede ser la omisión, el no arriesgarnos en el camino de hacer el bien, el contentarnos con conservar el talento. El tener miedo al riesgo, a las exigencias, a las complicaciones.

También como comunidad hemos recibido una misión, no podemos renunciar a ella, no podemos enterrar el talento, esconderlo por miedo, limitarnos a conservar lo recibido, muy integro e incontaminado, pero sin hacerlo fructificar.

El Evangelio nos hace una llamada a la iniciativa, a la creatividad, a la responsabilidad. Nada nos puede excusar. No vale decir “Yo no sé, no valgo, no puedo, a mi me da miedo” No nos excusa el decir ¿y si fracaso? ¿Y si no lo hago bien? ¿Y si me meto en líos?


Renunciar a la creatividad limitándonos a conservar lo recibido, es enterrar nuestra vida, es negar nuestra identidad, no crecer como personas, y es traicionar los designios de Dios.

“Porque al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene”

 En la medida en que hacemos fructificar los valores que el Señor nos ha dado, en esa medida nuestra capacidad de entrega, de donación, de servicio a los demás, se multiplica; mientras que, el que egoístamente se los guarda para sí, aún aquello que tiene lo va perdiendo. Lo dijo el Señor en otra ocasión: “Quien quiera guardar su vida, la pierde; quien pierda su vida por mí, la encontrará” (Mt 16,25). Se gana lo que se da, se pierde lo que se guarda.
                                                                               Secundino Martínez  Rubio

jueves, 13 de noviembre de 2014


Corazón libre


Te han sitiado corazón y esperan tu renuncia,
los únicos vencidos, corazón, son los que no luchan.
No los dejes corazón que maten la alegría,
remienda con un sueño corazón, tus alas malheridas.

No te entregues corazón libre, no te entregues.
No te entregues corazón libre, no te entregues.


Y recuerda corazón, la infancia sin fronteras,
el tacto de la vida corazón, carne de primaveras.
Se equivocan corazón, con frágiles cadenas,
más viento que raíces corazón, destrózalas y vuela.

No los oigas corazón, que sus voces no te aturdan,
serás cómplice y esclavo corazón, si es que los escuchas.

Adelante corazón, sin miedo a la derrota,
durar, no es estar vivo corazón, vivir es otra cosa.

(Rafael Amor

Si quieres oír la canción



miércoles, 12 de noviembre de 2014

            ¡OH HERMOSURA QUE EXCEDÉIS!


                                     Santa Teresa de Jesús

                  ¡Oh hermosura que excedéis

a todas las hermosuras!
Sin herir dolor hacéis,
y sin dolor deshacéis,
el amor de las criaturas.

Oh ñudo que así juntáis
dos cosas tan desiguales,
no sé por qué os desatáis,
pues atado fuerza dais
a tener por bien los males.

Juntáis quien no tiene ser
con el Ser que no se acaba;
sin acabar acabáis,
sin tener que amar amáis,
engrandecéis nuestra nada.

martes, 11 de noviembre de 2014

ROMERO SÓLO...

Ser en la vida romero, 
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos. 
Ser en la vida romero, 
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo. 
Ser en la vida romero, romero..., sólo romero. 
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo, 
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero, 
ligero, siempre ligero.

Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo, 
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos 
para que nunca recemos 
como el sacristán los rezos, 
ni como el cómico viejo 
digamos los versos. 
La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos, 
decía el príncipe Hamlet, viendo 
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo 
un sepulturero. 
No sabiendo los oficios los haremos con respeto. 
Para enterrar a los muertos 
como debemos 
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero. 
Un día todos sabemos 
hacer justicia. Tan bien como el rey hebreo 
la hizo Sancho el escudero 
y el villano Pedro Crespo.

Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo. 
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero, 
ligero, siempre ligero.

          Sensibles a todo viento 
          y bajo todos los cielos, 
          poetas, nunca cantemos 
          la vida de un mismo pueblo 
          ni la flor de un solo huerto. 
          Que sean todos los pueblos 
          y todos los huertos nuestros.


León Felipe

lunes, 10 de noviembre de 2014

DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA

El gozo de pertenecer a tu parroquia
«¿Necesitará mi parroquia algo de mí? ¿Necesitará catequistas? ¿Necesitará mis conocimientos profesionales como voluntario? ¿Necesitará que sea generoso con mi dinero?»
 16 de Noviembre: Día de la Iglesia Diocesana 2014
Nacidos de las aguas bautismales somos miembros de la Iglesia. ¡Qué tiempos tan bonitos nos ha tocado vivir! Unos tiempos que nos hablan de un mundo muy necesitado de Dios, muy necesitado de esperanza y muy necesitado de la alegría de un Dios que ama a los hombres. Este es el Dios que anuncia la Iglesia y el Dios en el que creemos: el Dios de Jesucristo.
Igual que muchas familias, padres, hijos, abuelos, se reúnen los domingos para comer y lo viven con alegría, también la familia de los hijos de Dios nos reunimos el domingo en la eucaristía, en el banquete al que Dios nos invita. Quizá no seamos conscientes de la alegría y del gozo que supone «poder ir a misa». Nos reunimos con nuestros hermanos en el nombre del Señor. Así comenzamos cada eucaristía: «En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo». Unos tiempos que nos hablan de un mundo muy necesitado de Dios, muy necesitado de esperanza y muy necesitado de la alegría de un Dios que ama a los hombres. Este es el Dios que anuncia la Iglesia y el Dios en el que creemos: el Dios de Jesucristo.
En el Día de la Iglesia Diocesana celebramos que vivimos nuestra fe en una parroquia concreta, en una diócesis determinada con otros cristianos de todas las edades, y con los sacerdotes y religiosos. Celebramos que nos preside en la fe y en la caridad un obispo. Estamos llamados a experimentar todas estas alegrías nacidas del bautismo en el seno de la maternidad de la Iglesia. No vivimos la fe en soledad, sino en comunidad junto a otros hermanos nuestros.
¿Cómo desentendernos de nuestra Iglesia diocesana? ¿Cómo no preocuparnos por nuestra parroquia? En la parroquia hemos recibido el don de la fe por el bautismo, que es el mayor regalo de amor, de misericordia, de comprensión, de alegría, que se nos da. Pero lo que hemos recibido gratis, hemos de darlo gratis. ¿Necesitará mi parroquia algo de mí? ¿Necesitará catequistas? ¿Necesitará mis conocimientos profesionales como voluntario? ¿Necesitará que sea generoso con mi dinero?
Por eso, «Participar en tu parroquia es hacer una declaración de principios». Es reconocernos hijos de Dios, hermanos unos de otros, miembros de la misma comunidad parroquial, insertada en la gran comunidad de la diócesis.

viernes, 7 de noviembre de 2014

DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN

Evangelio Jn 2,13-22

E
n aquel tiempo se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: -Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre. Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.» Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: -¿Qué signos nos muestras para obrar así? Jesús contestó: -Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Los judíos replicaron: -Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días? Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la Palabra que había dicho Jesús.

Reflexión
Dedicación de la Basílica de Letrán

Celebramos la fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán, Este templo es la catedral del Papa como obispo de Roma, es el primer gran templo cristiano construido en Roma después de las persecuciones, en el siglo IV.

La Basílica de San Juan de Letrán es símbolo de la unidad de todas las comunidades cristianas con Roma: por eso celebramos en todo el mundo la fiesta de la que se llama “la madre de todas las iglesias”. La comunión con la Iglesia de Roma nos recuerda que todos estamos construidos sobre el mismo cimiento de Jesucristo.

La fiesta nos lleva a dar gracias a Dios por su presencia entre nosotros. Y, sobre todo, a recordar que todos los bautizados somos templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en nosotros, como se lee hoy en la primera carta de San Pablo a los Corintios (1 Cor 3,9-11.16.17),
El Evangelio que leemos hoy es el conocido como expulsión de los mercaderes del Templo. Para los judíos, junto con la Ley, el Templo era uno de los pilares de su religión. El Templo era lugar de encuentro con Dios.

Jesús verdadero templo: lugar de encuentro con Dios.

En el Evangelio de hoy vemos a Jesús, no solo purificando el templo de traficantes, sino sustituyendo el templo. Por eso se presenta  a si mismo como lugar de encuentro con Dios.  Los judíos tienen el Templo como lugar donde se encontraban con Dios. Jesús se presenta como el nuevo lugar de encuentro con Dios. Lugar donde Dios está singularmente presente, lugar donde podemos encontrarnos personalmente con Dios. Él es el nuevo templo de Dios. No es en este o en aquel edificio, sino en el hombre Jesús de Nazaret - por eso habla de su cuerpo –donde Dios se nos manifiesta, se nos comunica y se nos da.

Nosotros somos templo de Dios

Como consecuencia de esta sustitución del Templo por Jesús, nosotros, unidos a Él por el Bautismo, sumergidos en Cristo, incorporados a Él, hemos recibido su Espíritu  y somos templos de Dios. Por eso dice San Pablo: “¿No sabéis que sois templos de Dios y que el Espíritu Santo habita en vosotros?”.

En una cultura marcada por la frivolidad, es bueno recordar que nuestro cuerpo y el de los demás es morada de Dios. El respeto al cuerpo es un deber que brota de la fe bautismal.

Adorar a Dios en espíritu y en verdad

Son importantes los Templos, el altar, las ofrendas y ritos, pero no valen por sí solos para rendir culto a Dios. Lo que verdaderamente tiene importancia son las personas que acuden a ellos y el estilo o el espíritu con el que lo hacen. Si en la vida diaria no hemos encontrado a Dios en cada persona, que es templo suyo, no lo encontraremos en un templo por muy magnífico, ornamental y espléndido que allí sea su culto. Porque como decía Jesús a la Samaritana "ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis a Dios. Se acerca la hora, ya está aquí, en la que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad"

“Los cristianos somos piedras vivas con las que el templo de Dios se construye en este mundo. Somos portadores de Dios. A ejemplo de Jesús, nuestra humanidad debe reflejar que Dios habita en nosotros y que Él orienta y dirige nuestra vida y acciones. Porque somos casa de Dios necesitamos purificar nuestras vidas, incluidos nuestros cuerpos, con el fin de que otros descubran que Dios sana y vivifica la vida humana y que quien entra en contacto con Él, refleja su gloria.”

 Secundino Martínez Rubio

miércoles, 5 de noviembre de 2014

¿HABRÁ VIDA MÁS ALLÁ ?
CUENTO: CONVERSACIÓN
ENTRE DOS NIÑOS

En el vientre de una mujer embarazada se encontraban dos bebés.
El primero pregunta al otro:

-¿Tú crees en la vida después del parto?
-Claro que sí. Algo debe existir después del parto. Tal vez estamos aquí porque necesitamos prepararnos para lo que seremos más tarde.

-¡Tonterías! No hay vida después del parto. ¿Cómo sería realmente esa vida?
-No lo sé exactamente, pero seguramente habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y nos alimentemos por la boca.

-¡Esto es absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer con la boca? ¡Eso es totalmente ridículo! El cordón umbilical es por dónde nos alimentamos. Yo te digo solamente una cosa: la vida después del parto está excluida. El cordón umbilical es demasiado corto.
-Yo creo que seguramente hay algo. Tal vez sea sólo un poco distinto a lo que estamos acostumbrados a tener aquí.

-Pero nadie nunca ha vuelto de allá, después del nacimiento. El parto apenas encierra la vida. Y al final de cuentas, la vida no es nada más que la angustia prolongada en la oscuridad.
-Bueno, no sé exactamente cómo será después del parto, pero seguro veremos a la mamá y ella nos cuidará.

-¿Mamá? ¿Tú crees en mamá? ¿Y dónde crees tú que ella esté?
-¿Dónde? ¡En todo nuestro alrededor! En ella y a través de ella es que vivimos. Sin ella todo esto no existiría.

-¡Yo no creo! Nunca he visto ninguna mamá, por lo tanto es lógico que no exista ninguna.
-Bueno, pero a veces cuando estamos en silencio, tú puedes oírla cantando, o sentir como acaricia nuestro mundo. Sabes, yo pienso que hay una vida real que nos espera y que ahora solamente estamos preparándonos para ella.....


sábado, 1 de noviembre de 2014

CUANDO LLEGUE A LOS UMBRALES DE TU CASA

Cuando llegue a los umbrales de tu Casa, 
me estarás aguardando, Señor, en el camino. 
Me mirarás a los ojos. 
Luchará por salir de  mi boca un “yo no merezco ser tu hijo” que ahogarás con tu abrazo y tu beso estremecido.

Llegaré cansados los pies de mil caminos, 
las manos vacías y el corazón… lleno de nombres.
 Y hablaremos.  

Te hablaré del camino, 
te diré de mis sueños cumplidos y,
 también, de otros muchos que se fueron al olvido.
Te hablaré de esperanzas e ilusiones,
 de caídas y cansancios, 
de las veces que me extravié por mil caminos.

Con algo de vergüenza, Señor, 
te hablaré de mis pecados, 
recordaré mis caídas y cansancios por los vericuetos de la vida. 
Sabrás de mis lágrimas y gozos. 
Hablaremos de la luz y la sonrisa, 
del sabor de la amistad…. de la alegría de partir tu Pan con  los hermanos.

Me acariciará tu mirada, que es amor, 
y asombrado descubriré que siempre estuviste junto a mí,
dentro de mi mismo, aunque no te supiera ver mi fe titubeante.

Cuando llegue al umbral de tu Casa, Señor,
 me mirarás a los ojos y, con tu mirar, que es amar, nos diremos ¡tantas cosas!

Pero sé que aquel día, sólo me preguntarás una cosa: ¿Has amado? 
DÍA DE LOS FIELES DIFUNTOS
Evangelio Jn 14,1-6

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “No perdáis la calma: creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias, y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y a donde yo voy, ya sabéis el amino”. Tomás le dice: “Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo  podemos saber el camino?” Jesús le responde: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre sino por mí”.

Reflexión
En el mes de noviembre, recordamos a nuestros difuntos de manera especial. Os invito a vivir este recuerdo a los difuntos según el auténtico espíritu cristiano, es decir, en la luz que proviene del Misterio pascual. Cristo murió y resucitó, y nos abrió el camino hacia la casa del Padre, el Reino de la vida y de la paz. Quien sigue a Jesús en esta vida es acogido donde él nos ha precedido. Así pues, cuando visitemos los cementerios, recordemos que allí, en las tumbas, descansan sólo los restos mortales de nuestros seres queridos, en espera de la resurrección final. Sus almas —como dice la Escritura— ya "están en las manos de Dios" (Sb 3, 1). Por lo tanto, el modo más propio y eficaz de honrarlos es rezar por ellos, ofreciendo actos de fe, de esperanza y de caridad. En unión con el Sacrificio eucarístico, podemos interceder por su salvación eterna y experimentar la más profunda comunión, en espera de reunirnos con ellos, a fin de gozar para siempre del Amor que nos ha creado y redimido

La oración por los difuntos, anclada en la más profunda tradición cristiana se funda, queridos hermanos, en dos hechos fundamentales de nuestra fe:

- En primer lugar, rezamos por nuestros difuntos porque creemos en la resurrección. Si no creyéramos en la resurrección sería inútil rezar por los muertos, dice el libro I de los Macabeos.

- En segundo lugar, rezamos por los muertos porque creemos en la comunión de los santos.
Pero en un día como este, en el que recordamos con memoria agradecida el paso por nuestras vidas de tantos y tantos seres queridos –pensemos en ellos-, no podemos dejar de afianzar tres propósitos en nuestro corazón:
- El primero debe ser nuestro compromiso con la vida, que se funda en el amor que Dios nos tiene
- Nuestro segundo propósito debe ser hoy afianzar nuestra fe en la victoria de Jesucristo sobre la muerte. Y de ahí debe nacer un estilo nuevo en nuestra vida cristiana, un estilo animado siempre por la alegría de saber que Cristo es nuestra vida, que en él y por él todos estamos llamados a la vida. Que en él y por él todos podemos vencer a la muerte y a todos los ámbitos de muerte de nuestra existencia.
- En tercer lugar, hoy estamos invitados a vivir desde la esperanza.
Los sufragios son una expresión de la fe en la comunión de los santos.. Estos sufragios son, en primer lugar, la aplicación de la celebración de la Santa Misa, y después, otras expresiones de piedad como oraciones, limosnas, obras de misericordia e indulgencias aplicadas por nuestros difuntos



Secundino Martinez Rubio