viernes, 21 de noviembre de 2014

DOMINGO XXXIV
SOLEMNIDAD DE
JESUCRISTO 
REY DEL UNIVERSO

Evangelio Mt 25,31-46

E
n aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando venga en su gloria el Hijo del Hombre y todos los ángeles con él, se sentarán en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. El separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme. Entonces los justos le contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les dirá: Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Y entonces dirá a los de su izquierda: -Apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces también éstos contestarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos? Y él replicará: -Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo. Y éstos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna.


Reflexión 

Fiesta de Cristo Rey del universo

Con la fiesta de Jesucristo Rey del Universo concluimos el año litúrgico. Hoy la palabra de Dios nos propone la figura de Jesús como Rey, Juez y Señor, que, al término de los tiempos, se sentará en su trono para juzgar a la humanidad entera.

¿Dónde buscamos a Dios?

No sé si habéis oído el cuento de aquella mujer a la que se le cayó una moneda en la cocina y ella la andaba buscando en la calle? Alguien que pasaba por la calle le preguntó que le pasaba y se puso a buscar la moneda con ella. Después de un rato le preguntó: “Señora, ¿dónde se le cayó la moneda?” Ella respondió: “en la cocina”. “Y ¿por qué la busca en la calle?”. Porque la cocina esta oscura y en la calle hay mucha más luz”. ¿No nos sucederá a nosotros algo parecido?

Porque nuestro Rey, en el Evangelio de hoy, se identifica con los pequeños, los sufrientes los que tienen hambre de pan y de cariño, los  sedientos de agua, de amor, justicia, de ternura, los forasteros y emigrantes, los desnudos de ropa, de fama y dignidad, los enfermos del cuerpo y del alma, los encarcelados en los presidios y en las mil y una cárceles en las que las personas se pudren. Ahí hemos de encontrar a Dios.

A la tarde te examinaran  en el amor”

Como decía San Juan de la Cruz: “"A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición". Por el amor mutuo y, en particular, por la atención a los necesitados se nos reconocerá como verdaderos discípulos de Cristo. En base a este criterio se comprobará la autenticidad de nuestra vida cristiana. Lo decisivo no será la condición social, ni el talento personal o el éxito conseguido, sino el amor práctico y solidario a los necesitados de ayuda. Un amor práctico que se traduce en hechos concretos: «dar de comer», «dar de beber», «acoger al inmigrante», «vestir al desnudo», «visitar al enfermo o encarcelado». Lo decisivo ante Dios no serán las acciones religiosas,sino estos gestos humanos de ayuda a los necesitados, que verifican la autenticidad de nuestras acciones religiosas

Los que en el texto de hoy son invitados por Jesús a entran en el reino de Dios, como “benditos del Padre”, por haber atendido a los hambrientos, sedientos, desnudos, encarcelados enfermos, no lo hicieron por motivos religiosos, ellos solamente buscaron aliviar un poco el sufrimiento que hay en el mundo. Pero en los pobres atendieron a Jesús, aun sin saberlo: “conmigo lo hicisteis”.

Según revela el Juez, lo que se hace o se deja de hacer  con sus “humildes hermanos, se le está haciendo o dejando de hacer al mismo Dios encarnado en Cristo.

Que los pobres y necesitados nos encuentren acogedores y solidarios y nos reciban un día en el Reino de los cielos

Secundino Martínez Rubio

No hay comentarios:

Publicar un comentario