sábado, 30 de agosto de 2014

DOMINGO XXII  T. O. (A)


EVANGELIO

E
n aquel tiempo empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: -¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.
Jesús se volvió y dijo a Pedro: -Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.
 Entonces dijo a los discípulos: -El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué podrá hacer para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

REFLEXIÓN
Comenzamos la tercera parte del Evangelio de San Mateo orientada a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, que comienza con el primer anuncio de la Pasión y arranca con la expresión “Desde entonces comenzó Jesús a  explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho…” El texto  es continuación de la Confesión de Pedro en Cesarea, que leímos el domingo  pasado. El mismo Pedro que confesaba a Jesús como Mesías e Hijo de Dios, y era alabado por ello, ahora es llamado “Satanás” por Jesús. 
 ANUNCIO DE LA PASIÓN: En la primera parte del texto Jesús anuncia “tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho… y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día”. El cumplimiento de la voluntad del Padre, tal como estaban las cosas, pasaba por la entrega de la propia vida. Su camino será  el de Mesías-Siervo. La muerte de Jesús y su resurrección forman parte del proyecto salvador que Jesús aceptó con libertad y entrega total. Aceptar determinadas cosas en la vida exige una profunda experiencia de Dios y una entrega total a su voluntad. ¿Cómo resuena esto en nuestra vida?
 OPOSICIÓN DE PEDRO: Pedro, que ha confesado a Jesús como el Mesías, no acepta ahora el tipo de mesianismo que Jesús anuncia, el Mesianismo sufriente. No comprende y dice: “¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte”.

LA RESPUESTA DE JESÚS: Jesús responde a Pedro de una manera extremadamente dura: le llama “Satanás” y “escándalo” (= tropiezo, trampa). Pedro es un escándalo para Jesús porque lo tienta a dejar el camino de la obediencia a la voluntad del Padre, para seguir un camino más fácil, como lo había intentado Satanás en las tentaciones (cf. 4,1-11). Jesús ordena a Pedro a ponerse en el debido lugar: detrás. Ser discípulo es ser seguidor, seguir el camino marcado por el Maestro, por Jesús.
¿Cómo afrontamos la vida, con la lógica de Dios y de Jesús o con la de los hombres y la de Pedro?

CONDICIONES DEL SEGUIMIENTO: Jesús, en la segunda parte del texto, expone claramente las condiciones del seguimiento: "El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga". Tres condiciones: negarse a sí mismo, tomar la propia cruz y seguirlo. 
 "El que quiera..." Es voluntario seguir a Jesús. Pero el que se decida tiene que hacerlo DETRÁS DE ÉL, por el camino que Él traza.. Y ese camino significa:
 "Que se niegue a sí mismo". No es anularse. Significa no ponerse a sí mismo como centro de la propia existencia. Superar el egoísmo y vivir abiertos al amor a Dios y a los demás, como Jesús.
 "Que cargue con su cruz". Vivir abiertos a los demás comporta sufrimiento. El que quiera seguir a Jesús ha de asumir ese sufrimiento, esa cruz
 Esto es duro, es entrar por una puerta muy estrecha, por eso, a continuación Jesús prueba con argumentos que sus condiciones, aparentemente tan duras, son las únicas sensatas:
 Primer argumento: Perder la vida por Él es encontrarla para siempre. "Si uno quiere salvar la vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará". “quien busca salvar la vida", cerrándose en su interés egoísta, termina por autodestruirse, pierde la vida; "Quien pierde la vida por Jesús", dándole sentido en la entrega amorosa,  la encuentra para siempre. Se gana lo que se da; se pierde lo que se retiene. La resurrección de Jesús es el fruto de su entrega.
 Segundo argumento: No compensa ganar el mundo entero si es al precio de malograr la vida. "¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero si malogra su vida? La vida es el supremo valor que condiciona y determina el valor de las cosas. Luchar por ellas es mal negocio si peligra la vida misma.
 Tercer argumento: Al final habrá una retribución.”El Hijo del hombre vendrá... y pagará a cada uno según su conducta", cada uno se encontrará al final con aquello que sembró ahora.
 Hoy, se entiende mal ese estilo de vida: negación de sí mismo, amor a la cruz, perder la vida, seguir a Jesús

 ¿Nosotros creemos que este estilo de Jesús es que gana la vida?
                                                                                           S. MARTÍNEZ RUBIO

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