jueves, 2 de noviembre de 2017

DOMINGO 
XXXI T.O. (A)

Evangelio Mt 23,1-12

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros; pero no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame «maestro». Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno sólo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro Señor, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

Reflexión

El evangelio de hoy tiene dos partes: la primera  es una dura CRÍTICA de Jesús a los dirigentes religiosos de Israel. La segunda parte es LA INSTRUCCIÓN a los discípulos sobre cómo ha de ser  su comportamiento.

1) La CRÍTICA de Jesús se centra en dos cosas: la doble vida y la vanidad y ostentación. 

LA DOBLE VIDA de los dirigentes de Israel:
·       «No hacen lo que dicen». Es la incoherencia. Decir y predicar una cosa y hacer otra. Y ya sabemos el refrán castellano: “obras son amores y no buenas razones”. Su conducta desdice lo que afirman sus palabras.
·       «Cargan fardos pesados sobre los hombros de la gente... pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar». Enseñan, interpretan y aplican la ley minuciosamente; Pero  habían hecho  de ella un  peso “insoportable”.

Para Jesús los dirigentes religiosos de Israel no eran, precisamente, modelos de conducta a seguir. Nos puede estar pasando a nosotros ¿no crees?

LA VANIDAD Y OSTENTACIÓN es el segundo motivo de la crítica de Jesús. 
«Todo lo que hacen es para que los vea la gente». Viven pendientes de la imagen, buscando casi siempre "quedar bien" ante los demás, atentos al prestigio personal. Su religiosidad es de escaparate, de cara a la galería. Mantienen un protagonismo arrogante en su atuendo: Las filacterias eran cajitas en las que llevaban escritos pasajes de la Ley para inculcar la obediencia a la misma y para que no se olvidasen sus preceptos y la misma finalidad tenía los flecos del manto. También su porte estaba lleno de ambición desmedida de prestigio y honores:”les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame «maestro». Rebosan vanidad y ostentación, buscan que la gente les dispense un trato especial.

También nos puede pasar, pero ¿Cómo puede un discípulo de Jesús andar buscando honores y reverencias  por la comunidad cristiana?

2) En la segunda parte del evangelio es la INSTRUCCIÓN a los discípulos sobre cómo han de comportarse

·        «No os dejéis llamar maestros... ni guías... porque uno solo es vuestro Maestro y vuestro Guía: Cristo». Las palabras de Jesús no pueden ser más claras: renunciad a los títulos para no hacer sombra a Cristo; orientad la atención de los creyentes sólo hacia él. “¿Por qué la Iglesia no hace nada por suprimir tantos títulos, prerrogativas, honores y dignidades para mostrar mejor el rostro humilde y cercano de Jesús?”
·        «No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra porque uno solo es vuestro Padre del cielo». Para Jesús el título de Padre es tan único, profundo y entrañable que no ha de ser utilizado por nadie en la comunidad cristiana. ¿Por qué no cambiamos esto?

La enseñanza de Jesús no ha perdido actualidad. A la religión vacía, arrogante, gesticulera y formalista, caracterizada por la exterioridad y por el legalismo pesado, dominada por personas deseosas de poder, honores y prestigio, Cristo contrapone el una comunidad en donde los miembros se reconocen hermanos, servidores, humildes; en donde los responsables buscan el único privilegio: servir; en donde la grandeza está medida por la pequeñez; en donde quien ejerce la autoridad no tiene la pretensión de sustituir al único jefe, al único Maestro, Padre y Señor, sino trasparentarlo con su amor y su servicio. El evangelio nos invita a todos a examinar nuestra manera de actuar

Secundino Martínez Rubio

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