jueves, 23 de abril de 2015

DOMINGO IV
DE PASCUA (B)

Evangelio Jn 10,11-18 

En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos: Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Tengo además otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por eso me ama el Padre: porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla. Este mandato he recibido del Padre.

Reflexión

El Buen Pastor
En un contexto de polémica, con los representantes religiosos de Israel, Jesús, se aplica la imagen bíblica de Dios, pastor de su pueblo (Ez 34, 11-31) y se presenta como el Buen Pastor.
La palabra clave de evangelio de hoy es "VIDA". Jesús puede DAR VIDA (=salvar) porque está dispuesto a DAR LA VIDA (=morir). Jesús es el Buen Pastor que da Vida porque entrega la Vida. Los responsables religiosos de Israel no pueden dar vida porque no arriesgan la suya. Para ellos la religión no es cuestión de vida, sino de leyes.
Dar vida, para Jesús,  es el cumplimiento de la misión recibida del Padre: "Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan abundante"(Jn 10,10) Toda la misión de Jesús tiene esta finalidad: dar vida. Por eso, la entrega de  su vida no es un mero accidente, sino consecuencia de asumir voluntariamente esa misión: "Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente" (v. 18).

Hay pastores y asalariados.
Muchos pretenden guiarnos en la vida, señalar el camino, pero hay mucho asalariado que sólo le interesa el salario, no las ovejas. Gente que no da vida porque no quiere arriesgar la suya.
Jesús ofrece una regla de discernimiento elemental: los falsos pastores se dan a conocer en el momento en que toca arriesgar la vida por las ovejas. Y… sin llegar a tanto: cuando se pone en cuestión el futuro profesional, la cartera, la imagen, la fama, los votos y… por ahí, los falsos pastores prefieren ponerse a salvo antes que salvar. Cuando ven las orejas al lobo, huyen sin arriesgar nada. No les importan las ovejas, les importan solamente sus propios intereses, “y el lobo hace estrago y las dispersa”. Jesús da vida, porque arriesga y entrega la vida,  porque le importan las personas, porque ama,  y no solo le interesan los problemas de la gente, sino la gente que tiene problemas. ¡Y no es lo mismo!
A Jesús, Buen Pastor, “le importan las ovejas”, y por eso cuida y vela por su rebaño. “Conoce personalmente a cada una de sus ovejas por su nombre y ellas le conocen. Tengo además otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer,...”, Jesús no está hablando sólo de las ovejas que hay en el redil (=el pueblo judío), sino que su preocupación por dar vida alcanza a toda la humanidad. Su proyecto es universal y su corazón abarca a todos los hombres.

Nuestra tarea: Dar vida dando la vida

Nuestra tarea, como seguidores del buen Pastor, es dar vida entregando nuestra vida y es tarea de todos, no sólo de los sacerdotes. Todos deberíamos sentir la preocupación del Buen Pastor por las ovejas que andan en un sin-vivir y acercarlas a Jesús para que puedan tener vida abundante: Vida humana digna en primer lugar: atender las necesidades básicas de todos: comida, enseñanza, trabajo, sanidad… todo lo que permite una vida digna. Y , además de vida humana digna, y "porque no solo de pan vive el hombre" , hemos de ofrecer la vida eterna: que es la vida del Eterno «Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, oh Padre, y al que enviaste, Jesucristo» (Jn 17,3).
Todos somos responsables de que a todas las vidas llegue la VIDA y en abundancia. Vivir partiéndonos y repartiéndonos para que la Vida, con mayúsculas, llegue a todas las personas que experimentan cada día la privación: sin techo, sin familia, sin cariño, sin sentido, sin derechos sociales, sin justicia, sin paz, sin tener la vida eterna que la vida del Eterno en nosotros.
¡Feliz día del Señor!

Secundino Martinez Rubio

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