DOMINGO IV
DE PASCUA (B)
Evangelio Jn 10,11-18
En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos: Yo soy el buen
Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas; el asalariado, que no es
pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y
el lobo hace estrago y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan
las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me
conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por
las ovejas.
Tengo además otras ovejas que no son de este redil; también
a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz y habrá un solo rebaño, un solo
Pastor. Por eso me ama el Padre: porque yo entrego mi vida para poder
recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder
para entregarla y tengo poder para recuperarla. Este mandato he recibido del
Padre.
Reflexión
El Buen Pastor
En un contexto de
polémica, con los representantes religiosos de Israel, Jesús, se aplica la
imagen bíblica de Dios, pastor de su pueblo (Ez 34, 11-31) y se presenta como
el Buen Pastor.
La palabra clave de
evangelio de hoy es "VIDA".
Jesús puede DAR VIDA (=salvar)
porque está dispuesto a DAR LA VIDA (=morir).
Jesús es el Buen Pastor que da Vida
porque entrega la Vida. Los responsables religiosos de Israel no
pueden dar vida porque no arriesgan la suya. Para ellos la religión no es
cuestión de vida, sino de leyes.
Dar vida, para Jesús, es el cumplimiento de la misión recibida del Padre: "Yo he venido para que tengan vida y para que la
tengan abundante"(Jn 10,10) Toda la misión de Jesús tiene esta
finalidad: dar vida. Por eso, la entrega de su vida no es un mero accidente, sino consecuencia de
asumir voluntariamente esa misión: "Nadie
me la quita, sino que yo la entrego libremente" (v. 18).
Hay pastores y asalariados.
Muchos pretenden
guiarnos en la vida, señalar el camino, pero hay mucho asalariado que sólo le interesa el salario, no las
ovejas. Gente que no da vida porque
no quiere arriesgar la suya.
Jesús ofrece una regla
de discernimiento elemental: los falsos pastores se dan a conocer en el momento
en que toca arriesgar la vida por
las ovejas. Y… sin llegar a tanto: cuando se pone en cuestión el futuro
profesional, la cartera, la imagen, la fama, los votos y… por ahí, los falsos
pastores prefieren ponerse a salvo antes
que salvar. Cuando ven las orejas al
lobo, huyen sin arriesgar nada. No les importan las ovejas, les importan
solamente sus propios intereses, “y el
lobo hace estrago y las dispersa”. Jesús da vida, porque arriesga y entrega
la vida, porque le importan las personas,
porque ama, y no solo le interesan los
problemas de la gente, sino la gente que tiene problemas. ¡Y no es lo mismo!
A Jesús, Buen Pastor,
“le importan las ovejas”, y
por eso cuida y vela por su rebaño. “Conoce”
personalmente a cada una de sus ovejas por su nombre y ellas le conocen. Tengo además otras ovejas que no son de este redil; también a
ésas las tengo que traer,...”, Jesús no está hablando sólo de las ovejas que hay en el
redil (=el pueblo judío), sino que su preocupación por dar vida alcanza a toda la humanidad. Su proyecto es universal y su
corazón abarca a todos los hombres.
Nuestra tarea: Dar vida dando la vida
Nuestra
tarea, como seguidores del buen Pastor, es dar vida entregando nuestra vida y
es tarea de todos, no sólo de los sacerdotes. Todos deberíamos sentir la
preocupación del Buen Pastor por las ovejas que andan en un sin-vivir y
acercarlas a Jesús para que puedan tener vida abundante: Vida humana digna en
primer lugar: atender las necesidades básicas de todos: comida,
enseñanza, trabajo, sanidad… todo lo que permite una vida digna. Y , además de vida humana digna, y "porque no solo de pan vive el hombre" , hemos de ofrecer la vida eterna: que es
la vida del Eterno «Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, oh Padre, y
al que enviaste, Jesucristo» (Jn 17,3).
Todos somos responsables de que a todas las vidas
llegue la VIDA y
en abundancia. Vivir partiéndonos y repartiéndonos para que la Vida, con
mayúsculas, llegue a todas las personas que experimentan cada día la privación:
sin techo, sin familia, sin cariño, sin sentido, sin derechos sociales, sin
justicia, sin paz, sin tener la vida eterna que la vida del Eterno en nosotros.
¡Feliz día del Señor!
Secundino Martinez Rubio
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