viernes, 27 de noviembre de 2015

DOMINGO 

I ADVIENTO (C)

EVANGELIO
Lc 21,25-28.34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo, ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo, temblarán. Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del dinero, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir, y manteneos en pie ante el Hijo del Hombre

REFLEXIÓN
Adviento significa “venida”, es decir, presencia comenzada; es  tiempo de esperanza y de alegría, de preparar venida del Señor que VINO a nuestra historia en Belén, que VIENE a nosotros en cada momento, y  que VENDRÁ al final de los tiempos.

El de hoy es un evangelio típico de literatura apocalíptica, que no está escrita “para asustar”, sino  para levantar la esperanza. Lo hace revelando –Apocalipsis significa revelación - con un lenguaje  especial, los signos de los tiempos, las señales que anuncian la llegada del salvador; Jesús conforta a sus discípulos. Están abatidos, pesimistas, por el anuncio de la pasión y la destrucción del templo. Jesús les invita a mirar con esperanza y confianza el futuro

Es necesario descubrir el mensaje de fondo detrás de  la forma de ese lenguaje apocalíptico del Evangelio. No nos quiere explicar científicamente como será el final del mundo, sino anunciar una verdad de nuestra fe:
-que el final del mundo no será la nada, sino la plenitud, la liberación;
-que  a pesar de todas las desgracias que puedan ocurrir, la victoria de Jesucristo (y de sus  seguidores) es segura;
-que, por lo tanto, la actitud fundamental de los seguidores de Jesús ha de ser la ESPERANZA VIGILANTE.

El evangelio de hoy nos ofrece algunas advertencias para aprender a vivir con lucidez cristiana.

·  Alzad la cabeza. No vivir encogidos y cabizbajos, encerrados en nuestros miedos y tristezas. Levantar la mirada; ampliar el horizonte. La «Vida» es más que esta vida.
·      Se acerca vuestra liberación. una vida liberada, justa, gozosa, donde no habrá llanto, ni luto ni dolor, sino paz y alegría eternas.
 ·   Tened cuidado de que no se os embote la mente. Es el gran riesgo: vivir atados a las cosas, preocupados sólo por aparentar, tener y disfrutar, confundir el nivel de vida con consumir. Terminar viviendo de manera cansina y vulgar. Desentendidos de las necesidades de los que nos necesitan. Demasiado desparramados y con los vacíos de la abundancia, pero menesterosos de sentido para nuestro vivir y de esperanza para nuestro morir.Que no se nos embote la mente
 ·    Estad siempre despiertos. No caer en la tentación de vivir dormidos. No aparcarse en el escepticismo. No dormirse en la indiferencia. No contentarse con quejas y lamentos, criticas y condenas…. Tenemos que despertar nuestra vida interior. En ninguna parte vamos a encontrar luz, paz, impulso nuevo para vivir, si no lo encontramos dentro de nosotros. Que no estamos huecos sino habitados por la presencia del Señor.

·   Pidiendo fuerza. Es nuestro problema, creer que solos vamos a poder ser libres, creer que la fe es fruto de nuestra personal conquista; pensar que solos vamos cambiar nuestra vida, postergar el proyecto de Dios por sacar adelante nuestros proyectos…. Hemos de pedir fuerza. Implorar. Poner la confianza en Dios

Es Adviento ¡Despierta! ¡Abre tu corazón a la Esperanza! Espera la misericordia de Dios, siendo misericordioso.
S. Martínez Rubio  


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