EVANGELIO Mt 5, 20-22a. 27-28. 33-34a. 37
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Os digo que si
vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en
el reino de los cielos.
Habéis oído que se
dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio.
Pero yo os digo: todo
el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado.
Habéis oído que se
dijo: “No cometerás adulterio”.
Pero yo os digo: todo
el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su
corazón.
También habéis oído
que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos
al Señor”.
Pero yo os digo que no
juréis en absoluto.
Que vuestro hablar sea
sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».
REFLEXIÓN
Jesús
habla hoy, en el evangelio, del verdadero sentido de las leyes y mandamientos
que regulan nuestra relación con Dios y con la Comunidad. Seguimos en el contexto del «Sermón de la
montaña» que
evoca a Moisés que subió al monte Sinaí
para recibir la Ley
de Dios. Jesús, el “nuevo Moisés”, el Hijo de Dios sube a la Montaña para plenificar la
ley.
Para
Jesús la ley también es importante, por eso dice: «No he
venido a abolir la Ley
y los profetas, sino a dar plenitud». ¿En qué consiste esa «plenitud» que Jesús ha
venido a darle a la ley ? El mismo lo explica mediante una serie de antítesis
entre los mandamientos antiguos y su modo proponerlos de nuevo.
Habéis oído que se dijo a los
antiguos: no matarás, y el que mate será procesado. Pero yo os digo: todo el que
esté peleado con su hermano será procesado.
Para
Jesús, no basta cumplir la ley que ordena “No matar”. Es necesario, además,
arrancar de nuestra vida el odio, el desprecio al otro, el insulto, la humillación,
la venganza...; quien no mata, cumple la ley, pero
si no se libera de la violencia, en su corazón no reina todavía EL AMOR DE DIOS,
QUE JESÚS ANUNCIA.
Habéis oído el mandamiento «no cometerás adulterio». Pues yo os digo,
dice Jesús: el que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con
ella en su interior.
Cumple la ley el que
no se va con otra persona distinta a la que está legítimamente unido/a. Pero no
basta la simple fidelidad externa, porque si deseas a otra persona casada, ya
en tu corazón estás siendo adultero/a. Quien no comete adulterio,
cumple la Ley, pero si estando casado desea egoístamente a otra persona, no tiene
en él EL AMOR DE DIOS. Y, ya sabe Jesús que puede resultar difícil, por eso
dice corta las ocasiones que te conducen a no cumplir el mandamiento aunque te
sea tan doloroso como cortarte la mano.
Este modo de hablar impresionaba, porque ese «yo os digo» de Jesús equivalía a
reivindicar para sí la misma autoridad de Dios, fuente de la Ley. El ha venido a ensanchar
el horizonte del comportamiento humano, a liberar la vida de los peligros del
legalismo. Del mero cumplimiento que
observa la letra de la ley pero no su espíritu, el AMOR
Nuestro comportamiento
será más humano y evangélico cuando aprendamos a vivir las leyes, normas,
preceptos y tradiciones como los vivía Jesús: buscando ese mundo más justo y
fraterno que Jesús anuncia: EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA, QUE ES EL AMOR. Seguir a
Cristo es no quedarse en el no matar, no robar, no adulterar, sino VIVIR EN EL
AMOR. Cambiar el corazón.
Secundino Martínez Rubio
Estamos
celebrando la Campaña contra el hambre
“El mundo no necesita más comida. Necesita más
gente comprometida”, es el lema de la Campaña de Manos Unidas.
Unos 800
millones de personas siguen pasando hambre (FAO 2015). Decía Juan Pablo II: “Hay comida para todos, pero no todos pueden comer, mientras que el
derroche, el descarte, el consumo excesivo y el uso de alimentos para otros
fines, están ante nuestros ojos”. El Papa Francisco ha denominado este
hecho como un gran escándalo.
Dice la doctrina de la
Iglesia que Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de
todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a
todos. Jamás debe perderse de vista este destino universal de los bienes. (Cfr.
GS 69).
Abramos nuestro
corazón y nuestras manos para seguir haciendo posible el deseo de Dios que los
bienes de la tierra lleguen a todos.
La colecta de este día
es para Manos Unidas destinada al proyecto asumido por las Parroquias de
nuestro arciprestazgo, en el cono sur de la India.
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