DOMINGO III T.O. (B)
EVANGELIO Mc 1,14-20
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea
proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el
Reino de Dios: Convertíos y creed la Buena Noticia.»
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su
hermano Andrés que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús
les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres”.
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un
poco más adelante vio a Santiago, hijo del Zebedeo, a su hermano Juan, que
estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo
en la barca con los jornaleros y se marcharon con Él.
Reflexión
La primera lectura la hemos tomado del
libro del profeta Jonás. Después de pasar un tiempo en el que no quería comprometerse,
en el que trató, incluso, de huir de Dios y de esconderse de Él, Jonás acepta ir
a Nínive, y predicar allí un mensaje de conversión. El miedo inicial ante la
misión, dio paso a la alegría de saber que los ninivitas hacían caso de sus
palabras, que dejaban atrás sus malas conductas y que se volvían de nuevo al
Señor.
El
mensaje de conversión, que predicó Jonás en Nínive, hoy es propuesto a nuestra
comunidad y a cada uno de nosotros. Ojala también nosotros reflexionemos sobre
el cambio de vida que el Señor nos está pidiendo.
La segunda lectura está tomada de la primera carta de san Pablo a
los Corintios, el ella les urge también a la conversión, a no
perder el tiempo; a no dejar para mañana, lo que tenemos que comenzar a vivir
ya hoy. El tiempo de nuestra vida, venía a decir el apóstol, es corto y no
podemos desperdiciarlo. También deberíamos atender a esta urgencia del cambio
de vida. No lo dejemos para otro momento, para un futuro. Ahora es el tiempo de
la conversión. Hoy es el día para dar el primer paso.
En el relato del evangelio, San Marcos nos ha
dicho que cuando Herodes encarceló a Juan el Bautista Jesús «marchó a Galilea proclamando la Buena
Noticia de Dios». Este era su mensaje:
·
«Se ha cumplido el plazo». Jesús pone punto
final al tiempo en que Israel, vivió de la esperanza en la promesa. Con Jesús
comienza una era nueva.
·
«Está cerca el reino de Dios». Su amor salvador es
ya una realidad presente y actuante en el mundo. Dios ya está entre nosotros. Hay
esperanza. Es posible un mundo más justo y fraterno.
·
«Convertíos». Dios pide nuestra colaboración. Hay que cambiar de manera de de pensar, de juzgar y
de actuar. La novedad del reino exige personas nuevas.
·
«Creed en esta Buena Noticia». Tomadla en serio.
Despertad de la indiferencia. Movilizad vuestras energías. Confiad en que es
posible cambiar el mundo. Creed en la fuerza liberadora del Evangelio. Creed
que es posible la transformación. Introducid en el mundo la confianza.
Este es el anuncio de
Jesús y es importante el orden de tal
anuncio: no se pide la conversión para poder experimentar la bondad del Reino,
sino que primero hay que experimentar esa bondad para llegar al cambio de
mentalidad.
En la
segunda parte del evangelio de hoy, Jesús llama al seguimiento a los primeros
seguidores, los colaboradores en la misión de anunciar esa cercanía del Reino.
La
llamada de Jesús es categórica: “Venid conmigo y os haré pescadores de
hombres”.
La respuesta a la llamada se traduce en
una renuncia. Pero, el acento no se pone tanto en el dejar las redes cuanto en el seguir.
Discípulo no es alguien que ha abandonado algo. Es quien ha encontrado
alguien. La "pérdida" es compensada con creces por la ganancia. El
discípulo, es alguien, que sigue a Cristo, establece una comunión de vida con
Él y es su apóstol, su enviado, su
testigo en el mundo.
Vivir como cristiano es responder,
confiadamente, a una previa iniciativa de amor de Dios, que nos llama a
compartir su vida y, en Cristo, nos ha hecho hijos suyos. El SI del creyente no
es algo abstracto, sino algo que se verifica en el seguimiento de Jesús, en el
tramo concreto de cada día y en un
proyecto de vida que es diferente para cada uno. Vender todo pero porque se ha encontrado
el tesoro.
Secundino Martínez Rubio
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