viernes, 8 de febrero de 2019


DOMINGO V T.O. (C)

EVANGELIO — Lc 5,1-11

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas que estaban junto a la orilla: los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: Rema mar adentro y echad las redes para pescar. Simón contestó: Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes. Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande, que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, que soy un pecador. Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: No temas: desde ahora serás pescador de hombres. Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.”

REFLEXIÓN

Pedro y sus compañeros eran pescadores de profesión y han pasado la noche, que es el tiempo más favorable para pescar, bregando en el lago y no han pescado nada. Cuando, ya de día, echan las redes en nombre de Jesús, se produce una pesca abundantísima.
A veces, a nosotros nos sucede lo mismo, horas y horas de esfuerzo, bregando en la vida, con la familia, con los hijos, luchando en los ambientes donde vivimos y trabajamos, en la Parroquia buscamos y ofrecemos caminos nuevos, iniciativas, convocatorias, planes, programas…y, cada vez experimentamos más nuestra incapacidad para transmitir la fe a las nuevas generaciones… Muchas veces tenemos las redes vacías.

El episodio de una pesca milagrosa  debe infundirnos confianza, cuando experimentamos que casi todos nuestros esfuerzos por comunicar hoy el Evangelio fracasan. Habrá que renovar los medios
para evangelizar, los programas, los proyectos, los compromisos, las tareas ¡que duda cabe! Pero,  creo que no se trata SOLO, NI PRIMORDIALMENTE, de inventar nuevas estrategias. La enseñanza del evangelio de hoy es muy clara: sobre todo hemos de  poner la confianza en Jesús, el Señor.

Como a Pedro y a sus compañeros, el Señor nos dice: “rema mar adentro y vuelve a la faena”.  Y como Pedro tendríamos que fiarnos del Señor y decir:”por tu palabra, echaré las  redes”. Pedro no cierra los ojos a las dificultades; su confianza en Jesús no es porque no haya dificultades, sino porque, a pesar de ellas, se fía de Jesús. A pesar de lo aparentemente absurdo que resulta volverlo a intentar, a pesar del cansancio, vuelve a echar las redes confiando en Jesús.


En el éxito de la pesca influyen otros factores distintos del conocimiento de las redes, del mar, de los bancos de pesca, de  ser profesional de la mar… Pedro lo formuló correctamente: “En tu palabra (fiado de ella) echaré las redes”. Y la pesca fue copiosa

La experiencia del Señor,  no es lo único, pero es lo más importante para ser cristiano. Sin experiencia de Dios no hay cristianismo; por lo tanto, tendremos que renovar muchas cosas, pero lo prioritario hoy es ir a la raíz y recuperar la experiencia de Dios. Para evangelizar serán necesarios planes, programas, convocatorias, renovaciones… de acuerdo ¡totalmente de acuerdo!  Pero lo fundamental  es iniciar e iniciarnos a la experiencia de Dios, a la fe en Dios manifestado en Jesucristo, porque: "No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Benedicto XVI). Eso es lo fundamental

¿Tenemos experiencia de encuentro con el Señor? ¿Convocamos  a esto? Tenemos que pensarlo ¿No tendríamos que salir de los caladeros del desanimo, soltar amarras, remar hacia adentro del mundo, y  ser testigos abrasados de ese fuego, navegantes confiado en el mar de sus proyectos y sellados por su amor, y con su aliento, ser su seguidores confiados, pescadores de hombres?
La fe cristiana solo se despierta cuando las personas se encuentran con testigos que irradian la experiencia de Jesús.
Feliz Domingo
SMR







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