martes, 5 de marzo de 2019



MIÉRCOLES 
DE CENIZA

Iniciamos la CUARESMA. Cuarenta días de conversión y renovación. Camino hacia la Pascua. La Cuaresma tiene varios RITOS, cuyo significado profundo hemos de conocer y vivir para no quedarnos en la repetición de actos meramente externos, meras costumbres repetidas, y que el Señor nos pudiera decir, como dijo a los fariseos, con palabras del profeta Isaías:” Este pueblo de me honra con los labios; Mas su corazón lejos está de mí. (Mateo 15:8-9)
Veamos pues algunos de los signos cuaresmales y su significado:

LA CENIZA: El rito de la imposición de la ceniza no es un mero ritualismo externo, quiere ser el reconocimiento de nuestra condición humana, limitada y frágil. Quiere ser un toque de atención a nuestro orgullo y autosuficiencia. Es, sobre todo, una llamada a poner el fundamento de nuestra existencia, no en nosotros mismos, sino en Cristo Salvador, el que puede librarnos de la corrupción y la muerte. Por eso, al imponer la ceniza, se dice: "Creed el Evangelio", creed la buena noticia de Jesucristo.
La ceniza que Dios quiere:
Que no nos gloriemos de lo que somos y tenemos; los talentos los recibimos para servir.
Que no te consideres dueño de nada, sólo humilde administrador.
Que aprecies el valor de las cosas sencillas.
Que vivas el presente
Que no temas la muerte.

PENITENCIA: Otro Signo cuaresmal es el esfuerzo, el combate contra el mal. Cada día, pero especialmente en Cuaresma, el cristiano debe librar un combate, como el que Cristo libró en el desierto de Judá, donde durante cuarenta días fue tentado por el diablo, y luego en Getsemaní, cuando rechazó la última tentación, aceptando hasta el fondo la voluntad del Padre. Se trata de un combate espiritual, que se libra contra el pecado. La Cuaresma nos recuerda que la vida cristiana es un combate, en el que se deben usar las "armas" de la oración, el ayuno y la penitencia. Combatir contra el mal, contra cualquier forma de egoísmo y de odio, y morir a nosotros mismos para vivir en Dios es el itinerario ascético que todos los discípulos de Jesús estánllamados a recorrer con humildad y paciencia, con generosidad y perseverancia.

EL AYUNO Y ABSTINENCIA:  Son signos de austeridad. Algún rigor en la comida y abstenerse de carne en ciertos días. Pero no importa tanto la materialidad, como el espíritu. La austeridad nos hace más libres y más solidarios. No importaría comer un poco más o un poco menos, importa el superar los vicios y apegos y el ofrecer el fruto de tu ayuno a los hambrientos del mundo.
El ayuno y la abstinencia que Dios quiere:
Que no seas esclavo del consumo, ni de nada.
Que no pierdas el tiempo y sepas discernir y controlar.
Que seas solidario y generoso.
Que prefieras pasar tú necesidad antes de que la pase el hermano

LA LIMOSNA: es fruto de la misericordia. Todo caminar hacia Cristo implica un caminar hacia el hermano, especialmente el más necesitado. 
La limosna que Dios quiere:
Que sea fruto del amor. Compartir, no sólo dar lo que te sobra.
Que seas humilde, que pidas perdón al pobre por el pan que le das
Que luches para que nadie tenga que pedir limosna.
Que veas en el pobre a Jesucristo.

LA ORACIÓN: es vida del alma. Una necesidad permanente. En el tiempo cuaresmal se intensifica la escucha de la palabra y la relación dialogal con Dios.
 La oración que Dios quiere:
Que sea íntima y auténtica, "en espíritu y verdad".
Que dejes al Espíritu que ore en ti siempre.
Que no dejes de repetir: Abba (Padre)
Que te unas a la Iglesia orante
 Que aprendas a escuchar.

CUARESMA: Cuarenta días para dejarnos encontrar por Ti Señor, para darnos cuenta de que nos esperas a la puerta de casa. Cuarenta días para  pedirte perdón  y ayunar de tantas cosas que nos sobran y otros necesitan. Cuarenta días para escuchar más atento tu Palabra,  y dejar que sea tu Pan quien me sacie  y tu perdón quien me restaure.

SMR

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