viernes, 24 de junio de 2016

DOMINGO
 XIII T.O. (C)

EVANGELIO
Lucas 9, 51-62


C
uando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: - ¿Señor, quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?  Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea.
Mientras iban de camino, le dijo uno: Te seguiré adonde vayas. Jesús le respondió: Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza.   Otro le dijo: Sígueme. Él respondió: Déjame primero ir a enterrar a mi padre. Le contestó: Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios. Otro le dijo: Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia. Jesús le contestó: El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.


REFLEXIÓN
El Evangelio de este domingo consta cuatro escenas relacionadas con el tema del SEGUIMIENTO DE JESÚS, que es lo más importante para un cristiano

1ª escena: El rechazo del seguimiento: Jesús y los discípulos se dirigen a Jerusalén, por lo cual son rechazados por los samaritanos, que eran enemigos de los judíos. Santiago y Juan, proponen vengarse haciendo que caiga un rayo del cielo y los consuma. Jesús "se volvió y les regañó”.  El Seguimiento de Jesús es libre, no se impone, se propone.
Al rechazo de los samaritanos se contraponen tres casos de seguimiento. En los tres queda claro que Jesús no busca “clientela”, sino seguidores que abandonen otras seguridades, que subordinen todo al seguimiento .

2ª Escena: Abandonar todas las otras seguridades: A uno que le dijo “te seguiré a donde quiera que vayas” Jesús le dijo: “Las zorras tienen madrigueras”“El Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”.
Seguir a Jesús no puede ser solo resultado de sentimiento pasajero, sino una decisión que compromete la vida y que se mantiene cuando el sentimiento se ha enfriado, pero permanece la decisión de la voluntad de seguir a Jesús, a pesar de las dificultades que conlleva.  

3ª. Escena: Subordinar todo al seguimiento de Jesús: le dijo a otro: “Sígueme “, pero el pidió retrasar la respuesta para enterrar primero a su padre; Jesús le dijo: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios”". Jesús no pretende eludir los deberes de la piedad familiar;  lo que pide es abrirse a una nueva misión y no estar apegados al pasado: el padre a enterrar es la ley, el culto antiguo, la genealogía, los intereses cerrados del grupo.  El seguimiento de Je-sús es más impar-tante que la familia y las prácticas sociales.

4ª. Escena: No echarse jamás atrás: Por último, otro se ofreció para seguir a Jesús, pero después de despedir a su familia. Buena excusa, pero Jesús le dijo: “El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”. El que sabe lo que es arar sabe que, si uno no mira hacia delante, hacia donde se va abriendo el surco, su arada será un desastre. Quien siga mirando para atrás no vale para el Reino. Jesús exige constancia y coherencia, sin nostalgias, ni componendas. El seguimien-to requiere una opción irrevocable

Es legítimo tener "donde reclinar la cabeza"; es una obra de misericordia "enterrar al padre"; es muy humano "despedirse de la familia"... todo ello es bueno -quizá necesario, quizá también voluntad de Dios- pero lo que no vale es convertirlo en excusa para no seguir a Jesucristo, porque: Si Jesucristo es lo más importante, todo lo demás es menos.

Secundino Martrínez Rubio

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