DOMINGO
XIII T.O. (C)
EVANGELIO
Lucas 9, 51-62
C
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uando se iba cumpliendo el tiempo de ser
llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros
por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle
alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto,
Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: - ¿Señor, quieres que
mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos? Él se volvió y les
regañó. Y se marcharon a otra aldea.
Mientras
iban de camino, le dijo uno: Te seguiré adonde vayas. Jesús le
respondió: Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo
del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza. Otro le dijo: Sígueme. Él respondió:
Déjame primero ir a enterrar a mi padre. Le contestó: Deja que los muertos
entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios. Otro le
dijo: Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi
familia. Jesús le contestó: El que echa mano al arado y sigue mirando
atrás no vale para el reino de Dios.
El Evangelio de este domingo consta cuatro escenas relacionadas con el
tema del SEGUIMIENTO DE JESÚS, que es lo más importante para un cristiano
1ª
escena: El rechazo del seguimiento: Jesús y los discípulos
se dirigen a Jerusalén, por lo cual son rechazados por los samaritanos, que
eran enemigos de los judíos. Santiago y Juan, proponen vengarse haciendo que caiga
un rayo del cielo y los consuma. Jesús "se volvió y les regañó”. El Seguimiento de Jesús es libre, no se
impone, se propone.
Al rechazo de los samaritanos se contraponen tres casos de seguimiento. En
los tres queda claro que Jesús no busca “clientela”, sino seguidores que
abandonen otras seguridades, que subordinen todo al seguimiento .
2ª
Escena: Abandonar todas las otras seguridades: A uno que le
dijo “te seguiré a donde quiera que vayas” Jesús le dijo: “Las zorras tienen
madrigueras”“El Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”.
Seguir a Jesús no puede ser solo resultado de
sentimiento pasajero, sino una decisión que compromete la vida y que se
mantiene cuando el sentimiento se ha enfriado, pero permanece la decisión de la
voluntad de seguir a Jesús, a pesar de las dificultades que conlleva.
3ª. Escena: Subordinar todo al seguimiento
de Jesús: le dijo a otro: “Sígueme “, pero el pidió retrasar la
respuesta para enterrar primero a su padre; Jesús le dijo: “Deja que los muertos entierren a sus
muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios”". Jesús no pretende eludir
los deberes de la piedad familiar; lo que pide es abrirse a una
nueva misión y no estar apegados al pasado: el padre a enterrar es la
ley, el culto antiguo, la genealogía, los intereses cerrados del grupo.
El seguimiento de Je-sús es más impar-tante que la familia y las prácticas
sociales.
4ª. Escena: No echarse jamás atrás: Por último, otro se
ofreció para seguir a Jesús, pero después de despedir a su familia. Buena
excusa, pero Jesús le dijo: “El que ha puesto la
mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”. El que sabe lo
que es arar sabe que, si uno no mira hacia delante, hacia donde se va abriendo
el surco, su arada será un desastre. Quien siga mirando para atrás no vale para el
Reino. Jesús exige constancia y coherencia, sin nostalgias, ni
componendas. El seguimien-to requiere una opción irrevocable
Es legítimo tener "donde reclinar la
cabeza"; es una obra de misericordia "enterrar al padre";
es muy humano "despedirse de la familia"... todo ello es bueno
-quizá necesario, quizá también voluntad de Dios- pero lo que no vale es
convertirlo en excusa para no seguir a Jesucristo, porque: Si Jesucristo es lo más importante, todo lo demás es menos.
Secundino Martrínez Rubio
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