jueves, 31 de mayo de 2018


CORPUS CHRISTI



La Fiesta de Corpus Christi  nos invita a contemplar y celebrar el gran don de la presencia real de Cristo vivo entre nosotros en su cuerpo entregado y en su sangre derramada para la vida del mundo. Mientras que el Jueves Santo se revive LA PRESENCIA de Cristo, que se nos ofrece para ser REPARTIDO en el pan o en el vino, hoy día del Corpus, esa PRESENCIA se ofrece para ser CONTEMPLADA Y ADORADA por el Pueblo de Dios,

Antes de morir, Jesús nos hizo entrega de su Cuerpo, de su presencia no meramente simbólica, sino “real”,”verdadera” y “substancial  en la Eucaristía. Hay otras presencias de Cristo, en la Comunidad, en la Palabra de Dios, en los pobres…Pero el Cuerpo de Cristo en el sacramento de la Eucaristía es el signo viviente y primordial de la presencia del Señor entre nosotros y sólo alimentados por esta presencia podemos reconocerle y servirle en las demás presencias.

El Cuerpo de Cristo alcanza su pleno sentido cuando lo comemos. Pero, es distintivo de esta fiesta del Corpus  manifestarlo, mostrarlo públicamente, sacarlo a nuestras calles en PROCESIÓN como sacramento de su presencia real entre nosotros. Exponer su Presencia para adorarla. Eso pretende la  Procesión: Mostrar la presencia a los sentidos: A la Vista: Custodia, altares, adornos; olfato: hierbas aromáticas, Oído música: danzas. No llevamos una imagen. Llevamos a Cristo, presente en la figura del pan, por las calles de nuestra ciudad. Encomendamos estas calles, estas casas, nuestra vida cotidiana, a su bondad. ¡Que nuestras calles sean calles de Jesús! ¡Que nuestras  casas sean casas para él y con él! Que en nuestra vida de cada día penetre su presencia.

"Andamos necesitados de sentido. Mucho. La pregunta religiosa por el más allá, por el sufrimiento, el amor, la vida, la muerte y la eternidad, por el bien y por el mal, por el principio de todo, por Dios... sigue mordiendo nuestras aparentes tranquilidades. Enredados en muchas otras cosas,  mucha gente no es capaz de enfrentarse, a esas cuestiones, en las que nos lo jugamos todo". La procesión del Corpus quiere manifestar  que el sentido de nuestra vida y la esperanza para nuestra muerte está solo en Cristo, al que pedimos una bendición grande y pública para nuestra ciudad: Cristo es, en persona, la bendición divina para el mundo.  (Benedicto XVI).

Corpus Christi es el Día de la Caridad. El amor brota siempre de una profunda experiencia, la de haber sido amados primero por Dios. En la Eucaristía se hace palpable ese amor. De ahí que la comunión con el Señor impulse nuestra caridad y nos comprometa a trabajar por un mundo más justo y fraterno. Compartir la mesa del altar nos impulsa a compartir y luchar para que se comparta la mesa de la vida.



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