viernes, 30 de noviembre de 2018


DOMINGO 1º DE ADVIENTO

EVANGELIO. 
Lc 21,25-28.34-36 

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo, ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo, temblarán. Entonces verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del dinero, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir, y manteneos en pie ante el Hijo del Hombre.
   
REFLEXION

Adviento significa “llegada”, es decir, presencia comenzada; es  tiempo de esperanza y de alegría. Adviento es Memoria del Señor que VINO a nuestra historia en Belén, Presencia del Señor que VIENE a nosotros en cada momento y  Esperanza del Señor que VENDRÁ al final de los tiempos.

Es necesario descubrir el mensaje de fondo detrás de  la forma de ese lenguaje apocalíptico del Evangelio. No nos quiere explicar científicamente como será el final del mundo, sino anunciar una verdad de nuestra fe:
-que el final del mundo no será la nada, sino la plenitud, la liberación;
-que  a pesar de todas las desgracias que puedan ocurrir, la victoria de Jesucristo (y de sus  seguidores) es segura;
- que, por lo tanto, la actitud fundamental de los seguidores de Jesús ha de ser la ESPERANZA VIGILANTE.

Vivimos tiempos difíciles. Hay señales de desesperanza. Demasiadas señales negativas. Pero también hay señales positivas: gestos de solidaridad, de cooperación, de preocupación y lucha por la justicia y la paz, muchas señales positivas que apuntan ya a la liberación final que el Señor nos promete. De modo que  hay que mantener la esperanza en el alumbramiento de un mundo nuevo, más justo, humano y fraterno. Y ése es el mensaje central del evangelio.

Estad siempre despiertos nos recomienda el Señor.

¡DESPIERTA! Asómate a tu corazón, a tus adentros: Comienza un tiempo nuevo en tu vida. Despierta tu corazón a la Esperanza, ¿en que la tienes puesta? ¿Qué esperas de la vida? ¿Qué tiene a tu corazón adormecido? ¿Será posible despertarlo de “sus sueños”?. Adviento es esta oportunidad: despertar, buscar nuevo horizonte, tomar un nuevo rumbo prendidos de la esperanza en el Dios que vino, viene y vendrá.

¡DESPIERTA! Asómate a tu mundo, a tus ambientes: Adviento significa presencia comenzada, llegada de Dios a nuestra historia, y mucha gente no lo sabe, somos nosotros, los creyentes, quienes hemos de hacerlo presente en nuestro mundo. Hay mucha gente sin esperanza, escarmentados de la vida, desengañados de todo, conformistas acomodados, gente vacía y desmotivada, sin esperanza de algo mejor. Dales la Buena noticia. Diles que Dios ha venido, que es adviento.
 
¡DESPIERTA! Comienza un tiempo nuevo. Quita de tu vida la tristeza, que la alegría inunde tu vivir. Habrá muchos, seguro, que no quieran, escuchar este mensaje de esperanza. Tú ofrécelo a todo el que quiera oírlo. El Dios del amor y la ternura  ha llegado, sólo falta abrirle las puertas de la casa.
 Feliz Domingo

S.M.R.


































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